Fundación CAUCE Cultura Ambiental Causa Ecologista participó de la convocatoria realizada por FARN el pasado 23 y 24 de abril al taller “Aportes de organizaciones no gubernamentales de América Latina y el Caribe al marco mundial para la biodiversidad posterior a 2020”.
El objetivo del encuentro fue reunir aportes y
recomendaciones concretas a los Estados Parte del Convenio sobre la Diversidad
Biológica (CDB) respecto del marco mundial de la biodiversidad posterior a
2020.
Las discusiones giraron en torno a la misión al año 2030,
principios rectores de las nuevas metas y seis grandes áreas temáticas: pérdida
de hábitat, integración de la biodiversidad en sectores productivos,
movilización de recursos y financiamiento, enfoque de derechos humanos,
mecanismo de cumplimiento y comunicación e información.
Las ONG participantes expresaron una gran preocupación por
el nivel de avance de las metas vigentes y la situación actual de la
biodiversidad. La crisis es gravísima y el avance de la sociedad sobre los
medios naturales, atroz, vulnerando incluso derechos de las personas y
comunidades.
Se mencionaron, no obstante, muchos aspectos positivos del
CDB. Se reconoció que el escenario sería mucho peor sin el Convenio, pero que
los avances no han sido proporcionales al avance de las amenazas. Hay que
seguir trabajando, llevar la misión a la práctica, y sin descanso porque la
urgencia lo amerita. Se pidió por un CDB con “más dientes” para hacer cumplir
las metas.
Se señaló también que la urgencia presenta oportunidad, y
eso incluye a nuestra región.
Organizaciones, personas y comunidades demuestran en los territorios que
hay formas distintas de hacer las cosas, en armonía con la naturaleza. Existen
muchas prácticas que cuidan el medio ambiente y que son escalables.
Es necesario repensar y mejorar sustancialmente la
implementación del CDB. Los Estados Parte deben asumir sus responsabilidades y
tomar la decisión política de salvar la biodiversidad con acciones a la altura
y efectivas.
En esta línea, se expresó preocupación por el hecho que el
poder corporativo sigue cooptando diversos escenarios, y que el espacio cívico
se está achicando. El CDB debe asegurarse de que esto no ocurra en su marco, y
seguir promoviendo una amplia participación de la sociedad civil.
Se destacó especialmente preocupación por los riesgos cada
vez más crecientes para las personas y comunidades que ponen el cuerpo y dan la
vida en defensa de la biodiversidad. Se recomienda tomar al Acuerdo de Escazú
como una contribución regional concreta al avance en este tema en el marco del
CDB, y hacer mención expresa del mismo en la fundamentación del nuevo marco
mundial post-2020 como aporte diferencial de la región.
Se acordó, sin un orden de prelación en particular, que el
marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 necesita tener como
principios rectores a los siguientes:
● Tener visión planetaria, integra, y respeto por la vida.
● Ser eco-céntrico y no antropocéntrico.
● Ser inclusivo.
● Expresar empatía.
● Aplicar el enfoque precautorio y de no regresión.
● Enfocar acciones con los jóvenes (principio de
intergeneracionalidad) en el trabajo.
● Abordar las causas estructurales de la pérdida de
biodiversidad que tienen nombre y apellido (inequidad global, falta de control
sobre el poder corporativo y sobre las actividades de las corporaciones
transnacionales, impacto de las economías de producción y consumo industrial, y
basadas en combustibles fósiles, etc.).
● Asumir compromiso político.
● Ser transparente.
● Proveer mecanismos de participación con racionalidad
territorial.
● Garantizar el acceso a información fidedigna, accesible a
la comprensión y sensibles en el tiempo y su evaluación para una participación
informada.
● Articular con otros sectores y promover cambios en los
hábitos de consumo.
● Fortalecer la articulación con otras convenciones
relacionadas con la biodiversidad y procesos como los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS).
● No permitir el maquillaje verde ni la financiarización de
la naturaleza.
● Impedir la apropiación de los recursos genéticos,
asegurando a las comunidades una distribución equitativa de los beneficios
derivados de su uso.
● Aplicar un enfoque de derechos humanos a la conservación y
uso sostenible de la biodiversidad.
● Respetar y proteger los derechos de los pueblos indígenas
y comunidades locales, incluyendo su derecho a la consulta y consentimiento
libre, previo e informado.
● Respetar y proteger los derechos de tenencia de la tierra
y acceso seguro y equitativo a la tierra y los territorios.
● Respetar y proteger los conocimientos tradicionales y la
sabiduría ancestral.
● Integrar la perspectiva de equidad de género.
● Reconocer, incluir y proteger a las personas y comunidades
que defienden el ambiente y los derechos humanos.
● Integrar distintos enfoques y cosmovisiones, como el
enfoque de derechos de la naturaleza.
● Desarrollar una comunicación empática, comprensible y
asequible.
● Establecer metas mensurables, realistas, con criterios e
indicadores sencillos para poder ser llevados a la práctica y apropiados por
las partes.
● Emplear conceptos unívocos y definiciones operativas
libres de vaguedad, ambigüedades o acepciones múltiples para evitar confusiones
terminológicas.
● Aplicar un enfoque sistémico.
● Rechazar soluciones tecnológicas que nos alejen de cambios
estructurales profundos y conlleven nuevas amenazas al medio ambiente y los
pueblos del mundo.
● Asegurar beneficios para todas las personas, contemplando tanto el bienestar de la humanidad como el de otras formas de vida.
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