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Una canoa y un poema

En los 90 reapareció como plan –esta vez– del menemismo y con financiamiento estadounidense un proyecto de represamiento en el Paraná, a la altura del tramo medio.  Preveía inundar 800.000 hectáreas y a gran parte de la costa de Santa Fe le cambiaba radicalmente el paisaje y el acceso al río, porque incluía la construcción de un terraplén. En paralelo a la organización de las agrupaciones ambientalistas y de la ciudadanía en general, dos pescadores entrerrianos salieron a protestar en un viaje por las aguas del Paraná, con una canoa y un poema. Con la resistencia y la lucha popular, el 25 de septiembre de 1997 se sancionó en Entre Ríos una ley anti represas que es ejemplar en todo el país. 

En conmemoración de la fecha, se estrena el multimedia Fluir Infinito producido por la Cooperativa Antílope y la Fundación CAUCE. Retomamos la palabra de Luis Cosita Romero –ex pescador, fundador de Baqueanos del Río e integrante de Cuidadores de la Casa Común– y de Valeria Enderle de CAUCE. Con Horacio El Indio Enríquez, de Eco Urbano, reconstruimos el clima de la lucha y las deudas pendientes.

Escriben: Gian Franco Cornejo y Rocío Fernández Doval. Nota publicada en Revista Charco

Imágenes: Archivo de Eco Urbano e ilustración de portada de Nacho Girard para Fluir Infinito

 

Los agarró la tormenta en el río. Era miércoles y tenían pensado volver al día siguiente con la pesca; ojalá que mucho armado que sale para el chupín, para hacer frito, para las empanadas. Pero esa tarde se desató la tormenta y se tuvieron que resguardar para pasar la noche en los eucaliptales de la ruta 168.

–Yo estaba en la isla Santa Cándida con la familia de los Vargas, el gringo Acosta, algunos hijos. Y había otra tanta cantidad de pescadores más en ese momento. La tormenta era fuerte así que nos metimos abajo de los eucaliptos a hacer campamento. Escuchando radio y tomando vino y comiendo unas tortas fritas, escuchamos la noticia que decía: Decreto presidencial de Carlos Saúl Menem declara de interés el estudio y posterior represamiento del río Paraná en su tramo medio… La obra está planificada a 30 kilómetros de Paraná, río arriba…

Lo recita de memoria con la cadencia del boletín informativo, pero ralentizado por el paso de los años. Era la semana santa de 1996. Dice que se quedaron todos sorprendidos, mirándose. Alguien dijo: “Ah, pero si hacen la represa allá arriba, nosotros vamos a tener los peces de este lado. Ahí sí vamos a pescar lindo”. Otro pescador se opuso: “Los peces tienen que recorrer el río, cómo van a quedar todos amontonados acá”.

–Fue toda una discusión esa noche, entre relámpagos, lluvia, viento. Fueron cayendo botellas de vino y la discusión se transformó en algo mucho más interesante. Y yo manifesté la necesidad… Compañeros, tenemos que protestar…

A pesar de la tristeza de no poder pescar por la tormenta, la alegría del alcohol y de la conversa encendió el corazón de la noche y alumbró la idea: una protesta por el río.

Uno de los pescadores contó que había hecho una remada trayendo una virgen, desde Corrientes hasta Paraná. Y que paraban en cada puerto, venía el cura del pueblo, le daba la bendición y seguían río abajo. Y así.

–¿Por qué en vez de traer una virgen no vamos y protestamos para que no maten al río Paraná? –propuso Cosita.

Esa misma noche acordaron que el lunes, después de semana santa, iban a ir al programa de radio de Ana María, Mi ciudad y mi gente, y le iban a decir su disconformidad con el proyecto Paraná Medio.

Luis Cosita Romero se levantó esa mañana, se aprontó y salió para LT14. En la puerta, “de los diez que estábamos entreverados esa noche”, sólo estaba él, estoico. Dudó un poco si entrar o no, le daba vergüenza hablar solo. Y decidió irse, entonces, a renovar el carnet de pesca.

¿Qué hago mi amor por el río y mi orgullo de pescador?

Cosita nació en el barrio Las Ranas, detrás de La Peruana, por la zona de Cura Álvarez y 25 de mayo. Había una laguna justo donde después construyeron el edificio de la esquina. “Todas las tardes era un concierto del bicherío del agua”, dice. La gurisada del barrio jugaba ahí y, claro, estaba lleno de ranas chiquitas. Las corrían y las agarraban y ellas saltaban escurridizas entre las manos.

–Mi padre era una persona que trabajaba en la Terminal de Ómnibus y cazaba ranas, pero para comerlas. Ese es el lugar donde yo nací, naciente prácticamente de la cuenca La Santiagueña, un arroyo que atraviesa la ciudad.

Después, Cosita y su familia se mudaron al barrio Maccarone, en el Puerto Nuevo, adonde por fin descubrió el río.

–A tres, cuatro ranchos de mi casa había un pescador, se llamaba Gonzalito. Era un hombre de baja estatura y un montón de hijos. Yo lo veía subir la barranca, siempre con peces. Y un día por esas cosas que tiene la vida, lo encontré a Gonzalito en la canoa, me dio unos peces que acababa de sacar y me dijo que le llevara lombrices al otro día. Así empezó nuestra relación.

Cosita le insistía que lo llevara a la isla. A los siete años ya andaba en el puerto casi todo el día, vendía girasoles a los pasajeros de la balsa, curioseaba el movimiento de los barcos, las sandías y las naranjas que llegaban de Corrientes. Nadaba cerca de la costa para seducirlo a Gonzalito, para mostrarle que –al menos– sabía flotar y que de una vez lo llevara a la isla a pescar. El primer pez que sacó fue un dorado.

En el invierno, con el frío, marchaba para el centro. En el Flamingo pedía alguna moneda y se metía al Cine Mayo a pasar la tarde.

–Ahí me enamoré de las películas. Las que siempre me atraparon eran las que tenían que ver con el río y con la selva, no sé por qué. Como Tarzán. Con el tiempo descubrí que las Cataratas no eran en el África, donde él pegaba sus gritos. Eran las Cataratas del Iguazú. Eso nunca más me lo olvidé.

En abril de 1996, Cosita Romero acababa de cumplir 36 años, vivía del río, tenía su familia: su esposa, Rosa, y sus tres hijos. Antes había changueado en la terminal, ayudando a su padre. Había andado en un camión, había estado en el sur. Hasta que se quedó desocupado. Don Antonio Kruger, un vecino del Maccarone, le recordó de dónde venía: “Vos lo que tenés que hacer es volver al río… Si te debés acordar vos”.

Cosita logró comprarse una canoa con la plata que cobró de una changa y hasta impulsó una cooperativa de pescadores para que los vecinos del barrio también pudieran trabajar. Con el tiempo, gestionaron un subsidio y pudieron comprar otra embarcación y una red.

–Es un lugar en el mundo. Soy parte de él… como dice la poesía de Raúl Rocco… y él es mío. Los dos nos pertenecemos, los dos nos sentimos ricos. Yo porque mi pobreza de pescador no percibo, porque me hallo millonario en su brillo de platino… y él… –se ríe, frena, se acuerda hasta ahí–. El río me ha dado más atenciones que mucha gente. El río me ha dado el alimento.

Una canoa y un poema

Esa mañana que Cosita Romero no entró a LT14 y se fue a renovar el carnet de pesca, se encontró a Raúl Rocco en la misma oficina, por hacer el mismo trámite. Raúl es un pescador del Paraná, pero cordobés, que terminó en el río después de estudiar para maestro y no ejercer nunca, por la dictadura. También es un poeta.

Cosita le comentó el plan de salir a protestar y Raúl quiso saber más.

El 25 de mayo siguiente salieron desde Yacyretá, en Corrientes, a bordo de su canoa “La enamorada del río”. Tocaron una de las paredes de la represa como acto simbólico y emprendieron un viaje de 22 días hasta Paraná. Llevaban folletería para dejar en cada pueblo, algunos víveres, la bandera argentina flameando en la popa y el poema de Raúl Rocco como “caballito de batalla”.

“Un año después, Entre Ríos aprobó la ley que la declara una provincia libre de represas.

A casi 25 años de la hazaña, soy yo quien recorre el cauce del Paraná. Me enredo en las historias, como las botellas se enredan en los camalotales. La guía es el relato de Luis Cosita Romero, uno de los protagonistas de aquel viaje. ¿Cómo se ven los peces y el horizonte? ¿Qué dice el paisaje? ¿Siguen los bichos en la isla? El fuego, el glifosato, el plástico, las barcazas que pasan. Recorro, miro y anoto de vez en cuando”.

Con este relato como avance se presentó el multimedia Fluir Infinito (www.fluirinfinito.org) producido por la Cooperativa Cultural Antílope para la Fundación CAUCE en el marco del Programa Humedales sin Fronteras. El primer episodio se podrá escuchar a partir de este viernes 25 de septiembre, día en que se recuerda la sanción de la Ley N° 9092 que declara a la provincia de Entre Ríos libre de nuevas obras de represamiento sobre los ríos Paraná y Uruguay en territorio entrerriano: una gesta histórica.

“Esta fecha es un momento importante no solamente para quienes militamos estos espacios de protección ambiental sino para toda la ciudadanía de la provincia de Entre Ríos. Fundamentalmente, de esta costa del Paraná, que conoce, que ha participado de esa lucha en contra de las represas, de las y los educadores que permanecen enseñando la necesidad de que los ríos corran libres hasta el mar”, destaca Valeria Enderle, directora ejecutiva de CAUCE.

La producción cuenta con el testimonio de Luis Cosita Romero, la narración de la poeta Rocío Lanfranco, los comentarios de Ana Pía Rabuffetti y Martín Blettler –dos biólogues investigadores del CONICET–, la música original y edición de Enrique López, la edición sonora final de Pablo Morelli, el diseño y la animación de Ignacio Girard, la programación web de Juan Pablo Otero, la idea, investigación y los guiones de Antílope.

Para CAUCE “es de relevancia seguir sosteniendo la libertad de los ríos, no sólo en nuestro trabajo diario sino también en el trabajo de incidencia política y jurídica. Por eso hacemos monitoreo de obras y proyectos que puedan llegar a tener impactos. También generamos acciones positivas de concientización, de educación, de promoción de los valores culturales que están asociados a la libertad del río. De esa manera nos constituimos, junto a toda la ciudadanía, en guardianes de esa libertad”.

Ley Anti Represas: Libertad de los ríos

Cosita Romero y Raúl Rocco arribaron a Paraná, tras parar pueblo por pueblo, el 16 de junio de 1996 a las 16:15. No sólo era domingo sino que era el día del padre y lloviznaba. Sin embargo, más de un centenar de personas estaban en la playa municipal esperándolos. También los medios de comunicación.

Horacio Enríquez transmitía la llegada, micrófono en mano y gorro piluso cubriéndolo de la lluvia. El Indio, como mejor y más lo conocen en Paraná, es un militante socioambiental fundador y actual director ejecutivo de Eco Urbano, una ONG creada el 4 de julio de 1994. Hasta hoy trabaja por un ambiente sano y sustentable, haciendo foco en los aspectos comunicacionales, educativos y comunitarios de la problemática socioambiental.

Junto a Ricardo Annichin, quien es presidente de la organización, empezaron a organizarse en aquella época movilizados por temas como el reciclaje de residuos urbanos.

–Éramos estudiantes de comunicación social que se interesaban por problemas que no tenían presencia en la agenda pública. Empezamos a producir contenidos para los medios locales que nos dieron espacio, como la radio FM Ciudad y un canal de aquel entonces llamado Cablevisión, luego absorbido por otro grupo.

Para El Indio, la comunicación era también un modo de educación no formal: “en esa época no había ningún medio local que promoviera, impulsara ni difundiera temas socioambientales”.

El grupo se presentó ante el Municipio como Eco Urbano para proponer la instalación de contenedores de fibra de vidrio para separar plástico, papel y vidrio para recuperarlos y reutilizarlos, una línea de trabajo que hasta la actualidad es troncal en la ONG.

Un proyecto faraónico

Cuando en 1996 se enteraron del proyecto de capitales trasnacionales de represamiento del Paraná, conocido popularmente como Paraná Medio, la reacción social fue casi automática, principalmente de los grupos ambientalistas de la provincia. “Fue una lucha que se gestó entre unas pocas personas y que se expandió a toda la comunidad entrerriana”, define El Indio.

Horacio cuenta que en la Cuenca Alta hay más de 40 represas, y que desde Yacyretá hasta la desembocadura del Delta “el río corre libre, alimentando a todo un ecosistema gigante que son nuestros humedales”.  Por lo tanto, el costo ambiental de la prometedora inversión internacional, que anunciaba generar cuantiosos ingresos y fuentes de empleo a la provincia, era acabar con todo lo que se interponía.

El representante de Eco Urbano fue partícipe de la gran movilización “desde nuestro pequeño aporte que era principalmente la comunicación. Asistíamos a las reuniones iniciales y filmábamos todo para los canales de televisión. En esos debates autoconvocados había referentes políticos muy valiosos, como el sociólogo Anacleto Llosa, los ingenieros Ecio Bertellotti y Alberto Kippen, Eduardo Narvaja, María Lourdes Cura, Andrés Petric y Daniel Verzeñassi. También organizaciones como M.O.D.E.M.A. y Alerta Litoral”.

Gran parte del material registrado se puede ver en el documental de Eco Urbano “Historia de un amor”.

“Me cambió la visión política de lo que hacíamos”

La gesta histórica le marcó al Indio un antes y un después, y le dejó otro contenido en la lucha que sostenía.

–Hubo sucesos claves por aquellos años, como el Consenso de Washington en 1989, que pretendía un mundo abierto como un Mercado Libre, y también la Reforma Constitucional del ‘94, celebrada en Paraná y Santa Fe, que incorporó el Artículo 41° que reza el derecho a un ambiente sano y el concepto de sustentabilidad, lo cual generó en nuestra organización no sólo un desafío cultural, sino también una cuestión política. Entre Ríos es tierra de agua, y eso nos obliga a ser mucho más responsables, no al revés.

Las discusiones bajo lo que fue la Asociación de Entidades Ambientalistas de la Cuenca del Paraná les amplió el horizonte a les integrantes de Eco Urbano para pensar globalmente el por qué de apostar en el sur, “en las tierras donde el costo político y económico sería muy barato para esas empresas”, sostiene Horacio.

Además, recuerda lo impactante que fue para la sociedad y para los estamentos de gobierno el viaje de Luis Cosita Romero y Raúl Rocco, llevando la voz y el rostro de muchos otros pescadores.

–Fue una acción política enorme, que se agrandó con AGMER en las escuelas, en los medios de comunicación locales y en la calle con marchas y panfleteadas organizadas.

La libertad de los ríos hoy

La Ley Provincial 9.092 sancionada por Entre Ríos el 25 de septiembre de 1997 fue conocida como Ley Anti Represa y sigue siendo vanguardia a nivel nacional e internacional. Sus primeras letras nacieron de las manos experimentadas y formadas de integrantes de la Asamblea y, recuerda El Indio, que fue el abogado Jorge Daneri quien le dio la impronta de derecho ambiental.

–Celebramos a la distancia ese triunfo contra un enemigo faraónico. Pero en aquel entonces apenas empezamos a visualizar un modelo extractivista y devastador que ha crecido. Hoy lo encontramos en la expansión de la frontera agropecuaria, motivada por el paquete tecnológico de la soja transgénica, como así también en el ecocidio de la quema de los humedales, que responde a la misma lógica que en otros focos del mundo, riquísimos en propiedades naturales.

Horacio Enríquez entiende que el problema socioambiental, lejos de acabarse en aquella lucha histórica de los noventa, se ha complejizado y exige una proactividad por parte de la ciudadanía. “Con la lucha contra la represa dimensionamos el peso de la movilización social, si bien pienso que no se debería llegar a esas instancias. En su lugar se requiere de un diálogo permanente y una discusión pública en cuanto a las políticas que queremos para nuestros territorios y nuestras comunidades”, afirma.

El Indio ve con esperanza la lucha en manos de las nuevas generaciones. Las considera más sensibilizadas y comprometidas con el contexto que les toca vivir, con herramientas diferentes pero con la misma preocupación por el agua, por la basura, por el aire, por los suelos, por la fauna y por nuestras formas de vida.

 

25/09/20

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