A partir de una serie de mesas de diálogo organizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Grupo de Trabajo sobre el BID —del cual Fundación CAUCE forma parte— elaboró un informe que resume los principales temas abordados en estas instancias. El eje central de discusión fue el papel del BID en la Transición Energética Justa (TEJ) en América Latina y el Caribe, así como sus estrategias, planes y actividades de financiamiento en políticas e iniciativas energéticas dentro de la región.
Durante los diálogos, las organizaciones del Grupo señalaron su preocupación respecto del continuo apoyo del BID a la infraestructura de combustibles fósiles, tanto mediante proyectos como a través de asistencia técnica. Esta orientación contradice los compromisos climáticos asumidos bajo el Acuerdo de París. Además, el informe subraya la ausencia de una hoja de ruta clara, coherente y operativa que guíe la estrategia energética del Banco.
A continuación, se presenta un resumen de las recomendaciones clave incluidas en el informe:
1. Elaborar un plan de acción energético claro y participativo
El BID debe desarrollar un plan de acción energético con metas, indicadores, criterios de exclusión y procesos participativos reales.
Se recomienda:
- Construir una taxonomía energética que excluya totalmente a las tecnologías fósiles.
- Definir estándares basados en derechos humanos y necesidades locales.
- Impulsar un Plan de Acción del Grupo BID en Cambio Climático, vinculado al sector energético y alineado con los ODS y el Acuerdo de París.
El financiamiento actual del BID continúa apoyando infraestructura fósil y mantiene clasificaciones inadecuadas de energías y tecnologías. Algunos ejemplos incluyen la definición del gas como energía “de transición” y la promoción del hidrógeno verde como tecnología limpia sin evaluar integralmente sus impactos.
2. Incorporar de manera transversal la TEJ en las Estrategias de País
A medida que las Estrategias de País se actualicen, se recomienda que integren una concepción amplia de la Transición Energética Justa, incluyendo indicadores de seguimiento y coherencia en su implementación.
Las organizaciones alertan que, actualmente, los procesos de participación asociados a estas estrategias son solo una formalidad, herméticos y se limitan a presentar decisiones ya acordadas entre el Banco y los gobiernos, sin un verdadero espacio para la sociedad civil.
3. Supervisión robusta del sector privado y estándares más exigentes
El BID debe fortalecer el acompañamiento y la supervisión de proyectos del sector privado, garantizando el cumplimiento de estándares sociales, ambientales, climáticos y de derechos humanos.
Esto implica:
- Priorizar el monitoreo comunitario, especialmente en proyectos de Categoría A (alto riesgo).
- Reconocer que América Latina y el Caribe es una región históricamente tratada como territorio de sacrificio para la extracción de minerales estratégicos.
- Abordar los contextos cívicos restringidos, la debilidad regulatoria y la flexibilización normativa que suele acompañar a proyectos de inversión privada.
4. Implementar salvaguardas efectivas y garantizar acceso a la información
El fortalecimiento de las salvaguardas ambientales y sociales debe ir acompañado de procesos sistemáticos de acceso a la información y participación efectiva de comunidades, Pueblos Indígenas y partes interesadas.
El informe plantea preguntas clave:
- ¿Están las salvaguardas a la altura de los desafíos de la transición energética?
- ¿Son suficientes para proteger territorios y comunidades ante el avance de energías llamadas “limpias” y la extracción de minerales críticos?
Actualmente, el acceso a la información y la participación —derechos humanos fundamentales— se encuentran limitados o vulnerados, dificultando el accionar de la sociedad civil.
5. Replantear el enfoque minero del BID
El Banco necesita revisar su enfoque en la extracción de minerales críticos, priorizando la protección de los ecosistemas y el bienestar de las comunidades por encima de las cadenas de suministro extractivas.
Un llamado hacia una Transición Energética Justa
Las organizaciones que integran el Grupo de Trabajo sobre el BID solicitan al Banco que incorpore estas recomendaciones —junto con las detalladas en el documento completo— para avanzar hacia una Transición Energética Justa, diseñada con, para y desde las comunidades y los territorios que enfrentan los impactos directos de las políticas energéticas.
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