Fundación CAUCE, FARN, Casa Río y Taller Ecologista, organizaciones argentinas que integran el programa Humedales sin Fronteras, presentamos nuestros aportes y recomendaciones sobre corredores bioculturales (CB) como un enfoque de ordenamiento del territorio y conservación de la biodiversidad basado en áreas y su contribución a las metas globales de biodiversidad 2030.
El informe presentado da cuenta de un trabajo en marcha en asociación con diversidad de organizaciones, comunidades y grupos locales para impulsar Corredores Bioculturales en la Cuenca Matanza Riachuelo (CMR), el borde costero del Río de la Plata de Buenos Aires, el Paraná Medio entre las costas santafesinas y entrerrianas y la región del Arroyo Ludueña. Las tareas incluyen investigación, mapeo, desarrollo de plataformas georreferenciadas, relevamientos bioculturales, educación ambiental, exposiciones de arte, publicaciones, entre otras. Con fines de sensibilización con la comunidad en general, nuestras organizaciones celebran festivales comunitarios de corredores bioculturales en las áreas foco y que, a su vez, han sido declarados de interés por municipios e instituciones académicas. Asimismo, se da una articulación para conectar los CB propuestos y ampliarlos, potenciando su impacto.
Los Corredores Bioculturales: un enfoque innovador
Tradicionalmente, el término corredor se ha limitado a los corredores biológicos para facilitar la conexión entre las áreas naturales protegidas y las zonas buffer y evitar el tan temido “efecto isla”. Sin embargo, el concepto de CB y el tipo de salvaguarda que establece abren la puerta a un enfoque novedoso y polifacético de la protección ambiental, superando el dualismo entre naturaleza y cultura.
Los CB se basan en la necesidad de mantener conectados los ecosistemas y las comunidades, permitiendo la continuidad de los procesos ecológicos que involucran conocimientos, historias, prácticas y expresiones de sus habitantes.
Nuestras organizaciones han elaborado una definición para este concepto, definiendolos como: “un espacio geográfico determinado, situado en áreas urbanas, periurbanas o rurales, que salvaguarda el patrimonio natural y cultural material e inmaterial que alberga, manteniendo ecosistemas interconectados sanos, favoreciendo la conexión de áreas protegidas existentes y futuras, impulsando procesos de restauración, y promoviendo usos productivos y residenciales socio-ecológicamente responsables en el territorio. Un corredor biocultural comprende, además, los conocimientos, creencias, prácticas y valores simbólicos de quienes lo habitan, que pueden ser preexistentes o emergentes e incluye siempre la historia, la memoria y las expresiones culturales de la población”.
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