Del 2 al 13 de diciembre, Arabia Saudita fue sede de la 16.ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (COP 16). Este evento reunió a representantes de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, académicos y jóvenes de todo el mundo para debatir y acordar soluciones frente a la desertificación, la degradación de tierras y la sequía. Glenda Mangia, coordinadora del Área de Agroecología y Alimentación de CAUCE, representó a la organización en diversos espacios de diálogo y aprendizaje. En esta nota, compartimos los detalles de esta experiencia y su relevancia para CAUCE.
La Conferencia de las Partes (COP) es el máximo órgano de toma de decisiones de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD). Su objetivo principal es abordar los problemas asociados a la degradación de los suelos, un fenómeno que afecta la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el equilibrio ecológico global.
Para Fundación CAUCE, participar en estos espacios es fundamental porque permiten visibilizar la realidad de los territorios argentinos, intercambiar experiencias y conocimientos con actores globales, y contribuir a la elaboración de políticas internacionales que promuevan modelos sostenibles, como la agroecología.
El aporte de CAUCE a la COP 16
Durante la conferencia, la Licenciada en Nutrición Glenda Mangia representó a CAUCE en el Foro de Jóvenes, el panel “Civil Society Contributions on Inclusive and Sustainable Agri-Food Systems” y otras instancias organizadas por la FAO y la red Drynet. De la participación en el Foro de Jóvenes, destacó la importancia de «conocer las realidades de los territorios de los jóvenes» y poder compartir el trabajo que la Fundación realiza en Entre Ríos, con acompañamiento a productores en la transición hacia la agroecología; elaboración de materiales educativos y de divulgación científica y coordinación de talleres para la comunidad.
En los debates sobre agroecología, se hizo hincapié en la necesidad de políticas y financiamiento que fortalezcan el trabajo de las y los productores agroecológicos, campesinos y pueblos indígenas. Además, se subrayó el reconocimiento de las desigualdades de género existentes en la tenencia de la tierra, destacando que, aunque las mujeres producen el 80% de los alimentos a nivel global, solo tienen acceso al 13% de las tierras cultivables. Estas inequidades son un obstáculo significativo para lograr sistemas alimentarios sostenibles e inclusivos.
Glenda también contribuyó a la declaración final de las organizaciones de la sociedad civil y respondió preguntas sobre la situación actual de la agroecología en Argentina. “Fuimos una de las pocas organizaciones de la sociedad civil argentinas presentes y la única participación del país en el Foro de Jóvenes. Esto nos dio la oportunidad de visibilizar las problemáticas que enfrentan nuestros territorios”, afirmó.
Reflexiones sobre la agroecología y la desertificación
En el marco de la COP 16, la agroecología fue reconocida como una herramienta clave para abordar las causas y consecuencias de la desertificación. “El manejo agroecológico del suelo contribuye a su restauración porque mejora su estructura y fertilidad mediante la diversificación, la rotación de cultivos y el uso de biopreparados. Además, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y fomenta la biodiversidad”, sostuvo Glenda.
La coordinadora también destacó que la agroecología está estrechamente ligada a la soberanía alimentaria. “No hay soberanía alimentaria sin agroecología. Ambas promueven sistemas alimentarios locales, culturalmente apropiados y sostenibles, reduciendo la dependencia de modelos industriales que intensifican la degradación de los suelos”, explicó.
Aprendizajes y desafíos
La experiencia también dejó aprendizajes significativos tanto personales como para CAUCE. Glenda subrayó la importancia de la representación de la sociedad civil en espacios de decisión internacional. «Si las organizaciones, los jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas no fueran parte de las Convenciones de las Organizaciones Unidas, probablemente nuestro futuro sería totalmente distinto al que estamos apuntando alcanzar», afirmo, además de resaltar que “somos quienes conocemos las realidades de los territorios y podemos aportar soluciones adaptadas a los contextos locales”.
Entre los obstáculos para participar, aparece el idioma, ya que aunque hubiera traducción simultánea gran parte de los eventos y redes de contacto requerían el uso del inglés.
Por su parte, Glenda Mangia reflexionó sobre algunas diferencias culturales con respecto al país sede. La débil gestión de residuos y la proliferación de automóviles debido a la alta producción de petróleo y bajo costo de la nafta, fueron dos problemáticas ambientales observadas, en tanto que «uno de los aspectos [culturales] más impactantes fue presenciar la fuerte influencia del islam, religión que aún mantiene prácticas muy conservadoras en relación a los roles de género, presentando el hombre mucho más privilegios y garantía de derechos que la mujer».
Balances
«Fue una experiencia muy importante conocer el funcionamiento de las Convenciones de las Organizaciones Unidas, en este caso en particular de la UNCCD. En el trabajo que realizamos en CAUCE nos basamos con frecuencia en informes, acuerdos, tratados, definiciones y demás cuestiones que marcan un precedente y se definen en estos espacios, por lo que haber tenido la posibilidad de vivenciarlo de cerca es fundamental para seguir profesionalizando el trabajo que llevamos adelante», destacó Glenda Mangia para terminar.
La participación de Fundación CAUCE en la COP 16 refuerza su compromiso con la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza e impulsa a seguir trabajando para posicionar la agroecología como una alternativa viable y urgente frente a la desertificación, consolidando alianzas con otros actores globales.